Irme y que no vuelvas.


















Últimamente, tengo miedo.
Cuando nos separamos, me despido de ti con amor, con mucho amor. Temo que sea la última vez que me despida, y temo hacerlo mal.
Temo que al volver ya no estés. Temo que no sea como esperaste. Temo que te decepciones y temo decepcionarme de mí misma.

Pienso en ti, mucho.
Quiero que me recuerdes. Quiero que siempre estés feliz conmigo. Quiero que cuando te vayas, te quedes.
Quiero sentirme bien al final del camino.
Quiero que te sientas bien al final del camino.
Quiero que sea tranquilo.
Quiero que si nos separemos sea
únicamente
porque así debe ser. Porque es momento.

Quiero que descanses
desearía que junto a mi...
pero incluso también de mí debes descansar.

Lo entiendo, sí. Pero tengo miedo.

Tengo miedo de que no sea lo que imagino. Como lo imagino.
Tengo miedo de no estar para ti.
Ahí.
Tal como quieres.
Tal como quisieras.

Nunca.
Nunca.
Nunca pude entregarte todo lo que querías.
... porque era demasiado lo que pedías.
Pero lo intento. Lo intento porque no quiero que después,
mañana,
ojalá nunca,
nos arrepintamos.

No habría vuelta atrás, y lo sabes.
Más que yo, incluso.

Sólo deseo que mañana, cuando salga, regrese a casa y estés aquí.
Hasta entonces, siempre tendré
ese sabor a miedo al salir.
Y esa alegría al verte respirar.

Comentarios

Entradas populares