Hacia

¿Adónde vas, perro callejero?
Camina a paso apurado por la vereda,
jadeante,
su cabeza a ras del suelo lleva los ojos hacia adelante, fijos,
esquiva a los transeúntes que lo puedan demorar.
Los autos avanzan a su lado más rápido de lo que sus patas pueden dar,
pero sigue adelante.

¿Adónde vas, perro callejero, con tanta prisa entre las garras?

Llega a la esquina y no cruza, tambalea. Mira para ambos lados, ve a los impertinentes osados cruzar a mitad de calle. Él sólo mira.
La gente grita, tose y escupe. Él sólo mira.
Él espera la luz verde, entre los gruñidos salvajes de las micros que pasan por sus orejas, entre el llanto de las sirenas desde el otro lado del Mapocho, entre la fritura y el hedor de la berma. Ahí, él espera.

Finalmente, la otra luz se enciende y sigue su camino. Cruza la calle y se va derecho,
avanza,
jadea,
apurado y conciso,

¿Adónde vas, perro callejero, tan decididamente?

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