Tecnomimada

Estoy enojada.
Y no sólo porque he escrito ya como mil entradas en mi cabeza que no he traspasado al blog. No.
Tampoco porque son las 0.42 y a la reina se le ocurre escribir una entrada cuando mañana debo presentar un trabajo. No.
Bueno...
Quizás sí un poco por esas cosas también...

Estoy enojada porque he sufrido un cambio que no quería tener y aunque no les importa, no lo lean o les valga, se los contaré.
Resulta que mi madre hace unos meses tuvo un problema, que para algunos será un sueño... se compró un iPhone, toda feliz llega a la casa, para al otro día llegar toda estresada porque justamente en el trabajo le pasaron un iPhone. Sí, ahora tenía dos iPhone. Uno del trabajo y otro de ella.
Ahora, para qué coño querría dos iPhone, por lo que luego de mucho batallar con la compañía logramos traspasar ese iPhone a mi número, pero ella debía continuar pagando el contrato.
Así estuvimos unos largos meses, yo con internet ilimitado y un plan de 280 minutos.

Pero, ¿qué sucedía antes?, se deben estar preguntando. (Ni mierdas, se están durmiendo)


Antes de ocurridos esos imprevistos actos, mi uso en telefonía era mínimo. Sólo cargaba el celular cuando la dulce compañía se dignaba a enviarme un caritativo mensaje de texto diciendo que si cargaba entre tal y tal día me regalarían más minutos. Entonces yo, la pobretona, iba y cargaba así como el monto mínimo, bien cagona. Así viví todos estos años.
Lo único que me importaba era que mi celular recibiera llamadas, enviara mensajes y tuviera para escuchar música :), de hecho criticaba a los que se las gastaban en un súper celular que volara y te limpiara el culo.

¿QUÉ OCURRIÓ?....

Resulta que ahora mi hermana se quedará con mi celular y a mi me darán maní. Aún está en discusión qué ocurrirá con mi estado telefónico, pero lo que es seguro es que estoy velando por un mejor celular.

Y ESO

ME

CASTRA

Ahora sólo pienso en obtener un buen celular, en que tenga internet móvil, en que se pueda hacer tal y tal cosa, cosas que antes no significaban nada para mi. El hecho de probar lo útil y cómodo y práctico que es un celular como ese me cagó la mente, ahora soy una acomodada, una tecnomimada. Señores, otra cosa es con guitarra celular.

NO QUIERO SABER MÁS DE CELULARES, estoy harta de andar buscando buenas soluciones y teléfonos buenos, me siento como una mendiga buscando monedas o comida entre la basura. Y eso que hasta eso es más digno porque por último lo hacen para sobrevivir, yo ni me acerco.

Quizás es bueno haberme visto así de mediocre, me hará enojar recapacitar y para mañana ni me acordaré ya buscaré una solución razonable.

En fin, eso.

NO LE COMPREN TELÉFONOS GENIALES A SUS HIJOS, los mal acostumbrarán.

Putos...

Desde aquí, el diagnóstico es; Tecnomimada en rehabilitación tras un shock de autodestrucción y autocrítica.

Comentarios

Anuka Delang ha dicho que…
Hahaha, creo que a estas alturas a la gran mayoría nos ha pasado esto. Consecuencias de vivir en el capitalismo salvaje al que estamos expuestos. Estas cosas son para puro status social, del cual, tampoco podemos escapar...

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